viernes, 11 de marzo de 2016

"La pelvis, como centro de la energía femenina"



La pelvis es el lugar donde se encuentra «nuestra base». Lugar de «sostén» de todo el cuerpo, donde se ubica el centro de gravedad y se encuentran asentados los músculos de mayor potencia. Todo el contenido abdominal (órganos, vísceras) se sostiene también gracias a los músculos de la base de la pelvis (suelo pélvico). Por lo tanto, es un lugar que  debería ser fuerte y flexible a la vez. Fuerte porque es el sostén esquelético de toda la columna. Y flexible por ser un lugar de transición, para “dejar pasar”.

En Oriente es el lugar donde se representa el “Tan Tien
 (Océano del Elixir Real - la energía Chi Original -). La energía Chi Original cura al cuerpo humano y le devuelve su integridad original. Todos los canales de energía que forman y sustentan el cuerpo físico salen de esta zona y regresan allí.

En la vida cotidiana ninguna acción es posible sin libertad en las articulaciones pelvianas, cualquier restricción en sus movimientos producirán un esfuerzo excesivo y falta de fluidez en todo el cuerpo. Cuando la pelvis esta disponible para las acciones, es posible que la fuerza y el trabajo más grande sean realizados desde este lugar central, de manera fácil y sin tensiones, liberando a las extremidades para las acciones más finas. Nuestro equilibrio dinámico, nuestra respiración, el equilibrio de los órganos internos y nuestro potencial de energía disponible dependen mucho de la coherencia orgánica y funcional de este centro.

 En la mujer es un lugar muy íntimo y delicado, ya que es la región donde se sitúan los órganos de reproducción y los genitales. Por diferentes creencias educativas, culturales, emocionales o religiosas a menudo  se convierte en una zona del cuerpo inaccesible, por lo tanto desconocida. Al mismo tiempo debido a la propia naturaleza cíclica de la mujer es un lugar dinámico, en continuo cambio, físico y energético, en donde a veces los músculos se debilitan, pierden tono, elasticidad y vida.
 A partir de la autoconciencia, es posible entrar en  sintonía con este centro integrando  su dinamismo y escuchando sus mensajes.


Clarisa Pinkola Estés (“Mujeres que corren con los lobos” Ediciones B, 2005) dice que el cuerpo es como la tierra. Es una tierra en sí mismo. El cuerpo es un sensor, una red de información, un mensajero con una miríada de sistemas de comunicación: cardiovascular, respiratorio, esquelético, autónomo y también emotivo e intuitivo.
                                                                             Natalia Vergara.

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